martes, octubre 16

Burbujas en la mañana


Ese miércoles se despertaron con ganas de hacer burbujas de jabón. Subieron a la terraza y miraron el alba, como la brisa de la mañana se robaba esas pequeña esferas. Ella lo miro, con el pelo desordenado y esa polera enorme que usa para dormir, en el otoño. En ese instante él sintió que no necesitaba más. No dijo nada. El desayuno fue rudimentario, algo de mate unas galletas de antes de ayer. Caminaron, el trayecto de mas o menos 20 cuadras, para comprar el mejor queso. Cenaron lasaña, ella se acostó temprano, él salio con unos amigos.

Eran cuatro, tomaron unas cervezas para empezar y siguieron con un ginebra. La charla comenzó liviana, sobre el ultimo amorío de Andres. Algo de música para rellenar los silencios. Más fuerte la música, para tapar los aullidos etílicos. Él tuvo un momento de aislamiento, cuando esta toda la algarabía en su pico más alto. Esteban le ofrece un cigarro y le dice:

- ¿Esta todo bien... con ella?

Simplemente prendió el cigarro, tomo una bocanada de humo y con toda tranquilidad responde:

- La amo. 

Ella nunca lo escuchará de su boca, esas sinceras palabras. Pero duerme tranquila.

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