En el fondo, no tan en el fondo, en la superficie, ser la causa de una corrida épica, siempre produce un escalofrió de los más necios y profundos. El gran gesto, el romanticismo que afecta directamente las defensas y te ataca cuando estas más desvalida. Pero a quien no le gusta un poco el amor, ese intoxicante elixir que te quita la vida con placeres terrenales y dolores infernales.
Da lo mismo, hay que llenar los días. Aveces se inflaman con pequeños agridulces caramelos de limón y otros, con agrios pasos por el cemento ardiente a pie descalzo.
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