Lo más recurrente en mi historia de escritora amateur,
es que cuando todo va bien no escribo.
Preocupada de desarrollar otros aspectos, abandono las letras.
No debería hacerlo, pero siempre me pasa.
Lo bueno, mis queridos lectores invisibles, es que mi vida va viento en popa.
Así que es un buen intercambio.
Asesine todos mi fantasmas (siempre habrán nuevos monstruos que contener),
así que ando muy liviana y cordial.
No sé cuando vuelva, espero que no pronto.